sábado, 10 de mayo de 2008

Sex-appeal en el hospital

¡¡Aún tengo sex-appeal!!

Anoche volví a ir al hospital de urgencias y aún estando malita, en una camilla tumbada, llena de sangre por culpa de la enfermera (que decidió que mi color de sangre era demasiado bonito como para que lo tuviesen solo en el laboratorio y lo esparció por la camilla, mi brazo y su bata), con una vía que me hacía mucho daño y pálida del dolor, ligué, si LIGUÉ.

Un chico me llevó a rayos con la camilla y diréis, es su trabajo, si bueno, pero no es celador. Empezó a preguntarme que me pasaba (tampoco parecía médico). Después de rayos y de bromear un poco conmigo me dijo que donde iba tan guapa con ropa de encaje y todo (¿eso se ve en las radiografías?) y me llevó a un sitio tranquilo para esperar los resultados de los análisis y las radiografías. Como hacía frio me tapó cariñosamente con una sábana. Me preguntó como estaba y me dijo que si necesitaba algo aquí estaba él.

Después estuvo todo el rato preguntando a mi madre como estaba (yo me quedé dormida) y mi padre estaba medio mosca (no le gusta que los chicos me miren y menos que me mimen). Después cuando llegó el médico y me dio el alta él vino de nuevo a ver cómo me encontraba y deseándome una mejoría. Me preguntó por los resultados y me dijo que se alegrara que no fuera más grave, me acompañó hasta la puerta y me dijo hasta pronto guiñándome un ojo.

Menos mal que yo soy un bichito bueno y fiel a mi bichín porque sino me hubiese asegurado vías sin dolor para el resto de mi vida (¡qué daño me hizo la chica esa!) y atención hospitalaria buena. Lo que pasa es que no me gusta mucho ir por el hospital y mi bichín me trata como una reina, que si no…

¡Ahora si que me van a cuidar! Acaba de venir mi bichín a por mí, para invitarme a comer y después ir al mercado medieval.

¡Qué tengáis un buen día!

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